Monday, June 15, 2015

La infección


La infección existía desde el siglo III.

Los doctores de esos tiempos trataron de curarla,

usaron químicos y pociones,

pero no pudieron detenerla.

La infección creció.

Los químicos usados solo aumentaron sus defensas.

El bicho que cargaba el virus era muy eficaz;

vivía en casi todos los cuerpos.

Entraba en los ojos y vivía por largos periodos de tiempo.

La población lo podía ver, pero les parecía inofensivo.

Vivía ahí, como hilos en los ojos.

 

De los ojos al cerebro y ya adentro,

se alimentaba de materia gris.

Poco a poco el propio cerebro se tornaba contra el portador

y con el tiempo, éste dejaba de pensar.

La gente lo atribuyó a diferentes cosas:

libros, sexo, masturbación y al diablo.

La realidad era otra, el cerebro ya no les pertenecía.

Lo que quedaba era usado por la infección

y el resto ya eran desechos.
 
Publicado por Revista Letrina #19 mayo-junio 2015.

Alma Solitaria


En algún lugar de África,

hay un alma solitaria.

Ella vaga día con día,

sin embargo no tiene destino.

Es pateada y abusada,

pero su amor nunca se extingue.

Sonríe de día y llora de noche.

 

Su bebe está hambriento.

Sus pechos están secos.

Su panza está inflada,

pero no hay nada adentro.

Sus ojos no brillan.

Su alma no está.

Sólo tiene trece años

y ya es mamá.

 

Un ruido en la distancia.

Sangre corre por su cara.

Cae y no hace ruido.

No hay a quien le importa.
 
Publicado en Suplemento Voz Zero No.17: Necropoética del Periódico Tribuna de Querétaro